domingo, 25 de noviembre de 2007

TESLA - Macumba (Madrid)



Opinión unánime entre el público a la salida: la de años que nos quedan en la capital para volver a presenciar semejante des
pilfarro de tablas, clase y grandeza! Dieciséis años después de aquella lluvia de botellas en el Monsters of Rock barcelonés (qué injusticia y cuánta ignorancia!), Tesla se desquitaron, pese a la ausencia de Tommy Skeoch, con un show que rozó la perfección, y no exagero. Haciendo honor a lo de que “lo que no te mata, te hace más fuerte”, los de Sacramento demostraron que, físicamente, están mejor que nunca. Y musicalmente, también. Porque sólo años de carretera pueden lograr que todos los temas suenen clavados (pero clavados!) a sus respectivas versiones en estudio, y sólo esa madurez es capaz de que Jeff Keith cante cómo lo hizo esa noche, de la forma en que nos ganó con las bellísimas “Paradise” y “Love Song” (de diez ambas).





Un show que comenzó ya intensamente con “Comin’Atcha Live” y que apenas rozó el disco de versiones – sólo cayeron “Walk Away” y la vitoreada “Rock Bottom”, que parecía un tema de factura propia vista la respuesta de la gente – y en el que Frank Hannon (que igual improvisa con flamenco que con blues) brilló de manera muy especial, ahora que Skeoch no está ,por muy bien que lo haga su sustituto Dave Rude. Y eso que el set list fue discutido y más de uno añoró temas más festivos del tipo “Call It What You Want” o “The Way It Is”. Pero Tesla acertaron decantándose por los temas más serios, incidiendo en la importancia de una profesionalidad casi sibarita. Me emocionó comprobar como las canciones más recientes (“Into The Now”, por ejemplo) suenan igual de contundentes que las antiguas, el tino al escoger de Bust A Nut “Solution” y “Mama’s Fool”, la forma en que se acoplan en un tema tan exigente como “Freedom Slaves”, con los mejores coros de la noche. Y ver cómo por su hard rock no pasa el tiempo y cómo se llega a tal estado de comunión con el público que, tras un extraordinario“Signs”, decidieron no retirarse para continuar del tirón con los bises más esperados: “Lil Suzie” y un “Edison’s Medicine” que constituyó el mejor de los duelos entre las guitarras de Hannon y Rude, con una Macumba ya totalmente rendida al buen hacer de los americanos. Una noche inolvidable que Tesla disfrutó casi más que su público, conscientes de que se estaban marcando uno de los conciertos más emocionantes de toda su historia. Y nosotros, humildes mortales, tuvimos la fortuna de presenciarlo. Si estuviste allí, ya puedes morir tranquilo!

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