Público y prensa, adictivos por inercia a las habituales comparaciones, parecieron coincidir tras la salida del único disco de Crystal Pistol en la llegada de los sucesores de Tha Black Halos. Pero quien se ha tragado un par de giras de los Halos (sublime en el 2000, desastrosa la actuación del año pasado en Sevilla, con el grupo en un estado de embriaguez bochornoso) y se enfrenta ahora a una banda a la que no se le caen los anillos si ha de cargar con su propio equipo o montar el escenario, empieza a preguntarse cuánto tiene que ver la actitud punk y destroyer con la profesionalidad y el respeto hacia el que paga una entrada. Los Pistol, ellos sí, estuvieron muy a la altura.
Este solitario primer álbum me ha atrapado de tal forma durante estos dos años que no dudé en presentarme en Valencia para ver qué escondía su directo. En una recién estrenada sala Durango, burbuja rockera para la ciudad del Turia, nos tocó esperar hasta la una de la madrugada para el calentamiento de los locales The Electric Sluts, más cercanos a gente como Supersuckers o Social Distortion que a sus compañeros de escenario, una agradabilísima sorpresa que me hizo creer una vez más en los jóvenes valores de este país…
Casi una hora después, los escasos cien presentes recibíamos con una ovación a Mik Ireland y sus esbirros, que se presentaban sin miramientos con uno de los temas más sucios del disco (¿¡te suena eso de “I’m gonna love you like a locomotive!!”¿!). Y así iba a ir el resto del concierto, como una locomotora, sin descanso de ellos ni de nosotros, que nos tragamos sin pausa diez de los nueve temas del disco (sólo obviaron el único tema lento, “Salt Of The Earth”), más otras cuatro canciones nuevas, aunque “I Got It Wrong” era de sobras conocida por la gente e incluso fue de las más vitoreadas, lo que no consiga MySpace…
Precisamente y gracias a MySpace, “RockStar” pasó de convertirse en un gran tema a todo un himno dentro de la red. Y esto en directo se traduce en una sala demandando el tema a cada minuto y hartándose a saltos cuando Ireland nos atronó con esa brutal apertura: everybody hates you when you love rock n’ roll!! Fue el grito de guerra de una banda que se volcó desde el primer momento, con dos guitarristas tremendos (genial Brian Bresset pero Pinto me ganó por completo, se pasó medio concierto retozando en el suelo), y una camaradería continua con la gente, compartiendo botella de Jack Daniels con todo el que pillara cerca y creando un ambiente festivo que puso la sala patas arriba.
A ratos te parecía estar en cualquier garito punk londinense a finales de los 70, con salivazos volando entre Bresset y Ireland y amenazando con llegar a las primeras filas, regadas de cerveza, el público a punto de subirse al escenario en “XXIII” o el salvaje “Watch You Bleed” y un Mik Ireland que aún me pregunto cómo lograba orientarse en esta locura con el pañuelo tapándole los ojos durante los casi sesenta minutos de semejante vendaval de furia. Arrasaron. Literalmente!
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