Esta de aquí arriba es la preciosa catedral jesuita de Hrodna, una de las más bellas ciudades de Bielorrusia (país recien nacido en 1991 tras el desmembramiento de la Unión Soviética).Si el comunismo soviético dejó a la región y sus habitantes en un estado deplorable, sobre todo economicamente hablando, tuvo que llegar en 1994 el déspota nuevo presidente, Alexander Lukashenko y fiel aliado de Vladimir Putin, del que parece haber aprendido sus técincas tiránicas, para dar el golpe de gracia a la sufrida población bielorrusa. Mantiene el poder con elecciones de las que se duda su legalidad (Lukashenko ganó con el 83% de los votos a favor suyo) y se refugia en un regimen dictatorial - el sujeto se confiesa "admirador de algunas técnicas de Hitler" -. Pero no contento con la represión a sus compatriotas, ahora ha ordenado la demolición de cuarenta edificios históricos, situados en pleno centro de Hrodna, antiquísima ciudad fundada en el siglo XII que formó parte del Gran Ducado de Lituania y el antiguo Reino de Polonia.
El centro histórico de Hrodna está situado precisamente donde se encontraba el inicial Jardín Botánico, considerado en aquella época el mejor de Europa. Ahora, casas que han sobrevivido a los soviéticos y a dos guerras mundiales, se enfrentan a las escavadoras del gobierno, que ya han comenzado a arrancar decenas de arboles centenarios y a demoler los primeros edificios. ¿Dónde están ahora los del Patrimonio de la Humanidad, los defensores de la cultura y de preservar el legado de nuestra propia Historia? ¿Acaso es porque Hrodna, debido precisamente a la dictadura que la asfixia, no es golosa para las empresas europeas y norteamericanas? Veríamos si todo pintaba igual con unos miles de turistas que hubieran descubierto "el-nuevo-destino-de.moda"...
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