sábado, 28 de julio de 2007

Fast Food Nation

Si hace un par de años el documental Super Size Me dejó en un pésimo lugar el nombre de McDonalds (recordad que Morgan Spurlock se tiraba un mes enterito a base de hamburguesas y nuggets, a ver en qué se acababa transformando su cuerpo... y vaya en lo que se transformó!) ahora llega a nuestras pantallas el nuevo dolor de cabeza de los dos grandes imperios de la comida rápida americana, la citada McDonalds y Burger King, aunque en realidad este film acaba siendo una crítica inmisericorde con todas las cadenas de comida preparada.

¿Alguien se ha preguntado alguna vez qué volumen de cabezas de ganado ha de tener McDonalds para servir diariamente cientos de millones de hamburguesas en todo el mundo? ¿Y en qué condiciones viven y mueren estos animales para que los ingresos de McDonalds engorden y engorden y engorden? ¿Cuántos adolescentes mal pagados son la base real de la empresa?¿Cuánta mierda nos metemos para el cuerpo cada vez que engullimos una Big Mac? Mucha más de la que creemos, según Fast Food Nation. Otra cosa es que nos la envuelvan en papel de colores y nos la adornen con una campaña de marketing grandiosa pero, queramos verlo o no, nos estamos zampando un fabuloso bocadillo de estiércol.

Aunque la historia que aquí se narra se supone que es ficticia, la verdad es que es un duro retrato de cómo funcionan estos macroimperios. Inmigrantes mexicanos trabajan en condiciones infrahumanas como matarifes en mataderos donde la sangre llega a la altura del tobillo y donde uno de los peores trabajos es limpiar los estómagos e intestinos de las vacas (llenitos de residuos que un día sí y otro también caen encima de la carne, asi que sí, comemos hamburguesas con mierda). Y el que nos va a adentrar en este mundo sórdido, donde los accidentes laborales son contínuos, la higiene mínima y la explotación máxima, es el siempre grande Greg Kinnear (magnífico hace no tanto en la divertidísima Little Miss Sunshine), un empleado de Mickey's, una cadena de hamburgueserías que descubre que ¡oh, sorpresa! de sus asépticas plantas sale carne contaminada. En su investigación del suceso, se topará con pesos pesados del celuloide que se han solidarizado con el film (Ethan Hawke y Bruce Willis), con dos papeles breves pero intensos, e irá encontrándose con la basura y la superficialidad que rodea el negocio, algo que ya todos sabíamos pero que nunca pensábamos pudiera llegar a tales puntos de indignidad... En definitiva, una crítica ácida y realista de una empresa mastodóntica que, desgraciadamente, ha hecho que sus menús cambien el modo de vida de millones y millones de personas. Para mal, sobra aclararlo.


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