Todavía no ha llegado a las pantallas españolas el último film de Fatih Akin "The Edge Of Heaven", pero cuando lo haga el próximo otoño (parece ser que el estreno mundial se realizará en Roma) será con el premio bajo el brazo al Mejor Guión en el último Festival de Cannes. Este director turco-alemán ya me dejó impresionada cuando le descubrí con la laureada "Contra la pared" (Oso de Berlín y Mejor Película Europea), una complicadísima historia de amor entre una alemana y un turco, con el drama de los desequilibrios mentales y las depresiones como telón de fondo pero, sobre todo, un retrato descarnado del choque de culturas entre dos personas que se aman y que viven prisioneras de sus propios prejuicios sociales.
Después de "Contra la pared" vino esta deliciosa "Crossing the bridge: The sounds of Istanbul". Concebida más como un documental que como una película de ficción, con ella Akin intentó acercarnos a una de las ciudades más misteriosas y fascinantes del mundo, Estambul, a través de la música, de tantos estilos y géneros, que nace y muere en la nación otomana. Y es que como bien se comenta al inicio del film, "no hay mejor forma de conocer a una civilización y su cultura que a través de su música". Desde el prohibido y vilipendiado folklore kurdo (cuyas raíces se funden y enmarañan con el origen del flamenco) hasta el hip-hop "a la turca" que tanto distancia a padres e hijos, los psicodélicos Baba Zula tocando en un barco que atraviesa el Bósforo, el descubrimiento (por mi parte) de un viejo rockero que es toda una leyenda en Turquía - Erkin Koray - y de toda una mítica diva como Sezen Azku, "Crossing the bridge..." es un embriagador y melómano acercamiento a uno de los pueblos más multiculturales del mundo, a un país que une a dos continentes también a través de los instrumentos y las melodías.
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