Es una lástima que bandas tan atractivas como Disco Express, creadoras de uno de los discos más refrescantes de los últimos tiempos, se encuentren condenadas al semi-anonimato y las travesías por la serie B casi desde el momento de su nacimiento. Y es que puede que grupos de la misma onda, como los inmensos Supergroupies, sueñen con una resurrección de sus mitificados Sweet - Disco Express hasta han incluido un medley dedicado a ellos – , pero por muy color de rosa que quieran ver el horizonte sobre sus botas de plataforma, lo cierto es que, desgraciadamente,el gran público continúa considerando a este estilo como un anecdótico refugio de bohemios excéntricos.
Multiplica por dos las extravagancias al percatarte de que, además, orgullosamente componen en su idioma natal (el húngaro), que el disco es un cúmulo de clichés casi paródicos de todos los tópicos de la cultura yankee y que, ajenos a todo pudor, retozan en un glam rock hortera-hortera (en el buen sentido de la palabra), con coros que debieron forjarse tras cientos de visionados de The Rocky Horror Picture Show y los mejores momentos de ABBA, llevando el género al más extremo de los extremos.
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