martes, 20 de marzo de 2007

Rudy Sarzo "Off The Rails"


¡Qué ganitas tenía de hincarle el diente a esta biografía de Rudy Sarzo! Pensará alguno que es por mi pasión desmedida por Whitesnake pero aseguro que nada más lejos de la realidad. Rudy Sarzo, a lo largo de su dilatadísima carrera (Quiet Riot, Ozzy, Whitesnake, Dio) se ha labrado con mucho esfuerzo una imagen de músico honesto, profesional, equilibrado y, ante todo, fiel a unos principios y una manera de entender la vida. Y esta autobiografía (que, en realidad, cubre principalmente el periodo que pasó de gira con Ozzy Osbourne), a lo largo y ancho de sus trescientas y pico páginas, muestran a un Rudy a la altura del mito, un hombre que no es sólo grande por ser uno de los mejores bajistas del mundo.

El cubano de oro, el músico que consiguió que los latinoamericanos tuvieran voz y voto dentro del hard rock norteamericano, ha querido saldar con este libro un sentido homenaje hacia la figura del inolvidable Randy Rhoads, fallecido en un accidente de aviación casi en las mismas narices de Sarzo (Rudy se encontraba durmiendo en el autobús de gira cuando escuchó la explosión). Gracias a Off The Rails, muchos hemos tenido la ocasión de conocer al Randy Rhoads de verdad, al que se estaba planteando dejar a Ozzy para proseguir con sus estudios de guitarra, al que siempre se mostraba cercano a los fans, al que le costaba acostumbrarse al ritmo frenético de Ozzy y sus desvarios, al que tuvo una noche de sexo con Sharon Osbourne a espaldas de Osbourne. Es una novela con momentos muy tristes pero también con miles de anécdotas divertidas (Sharon lanzando un vaso con orina a una camarera, batallas campales en restaurantes chinos, la boda de Ozzy y Sharon en Hawai). Horas de carretera con bandas como UFO, Motorhead, Def Leppard o Girl, recordar cómo eran esos primeros 80 en USA, el mito del gran Ozzy en la intimidad, la dureza de los tours, los conciertos cancelados... hasta la leyenda de si Ozzy le arrancó la cabeza a un murciélago de un mordisco! Pues no fue así :) Alguien tiró al escenario un murciélago muerto y Ozzy, para hacer la gracia, lo mordió: la broma le costó un tratamiento antirrábico que le dejó hecho una piltrafa para el resto de la gira.

En general, soy una apasionada de las biografías de músicos pero he disfrutado con muy pocas como con esta. Un regreso a una época que,desgraciadamente, nunca se repetirá y que Rudy Sarzo ha sabido recuperar de un modo extraordinario.

No hay comentarios: