Que me replique quien quiera. Pero después de haber visto en directo a Sebastian Bach con Skid Row un par de veces hace bastantes años, me quedó claro que este hombre de frontman, mucho, y de voz, poco. Otra cosa distinta es que en estudio, al menos con este álbum, el señor Bach haya hecho un trabajo compositivo abrumador (tanto como para considerar a este trabajo la plantilla perfecta para el manual “cómo debe sonar un auténtico disco de Metal en el siglo XXI”). Con la colaboración impagable de W. Axl Rose, que participa en tres temas y de paso le mete un repaso a Bach en el “Back In The Saddle” de Aerosmith (cómo está Axl! yo que ya le había perdido el respeto!), Sebastian opta por una obra que abarca todos los tentáculos que extendió el Heavy Metal de hace 25 años a ahora: desde el heavy clásico a lo Maiden de “You Don’t Understand”, donde Bach homenajea descaradamente a su banda fetiche, a dos magníficas baladas a lo Skid Row, “Falling Into You” y “By Your Side” (ambas a la altura de cualquier “I Remember You”), los ritmos a lo Pantera de “Take You Down With Me” (a ver qué hace este hombre con esos agudos en vivo, si se atreve a incluirla en los conciertos) o “Negative Light”, donde Bach se abrasa la garganta (sí, vuelven los gloriosos tiempos de “Slave To The Grind”!) y, cómo no, el hard rock de toda la vida – “Our Love Is A Lie”- que, a fin de cuentas, es el que le ha dado a este hombre los laureles y la gloria. Así que sí, a Bach vuelve a perdonársele, como con Skid Row, lo limitado de su potencial vocal en la práctica, en la tarima, si, como también con los Skids, se permite el lujo de traer bajo el brazo discazos como el que nos ocupa. Grande,no… Enorme!
Junkie Girl
lunes, 21 de enero de 2008
MICHELLE DARKNESS - Brand New Drug
Es una pena que un disco como éste, con unos cuantos detalles e ideas interesantes, pueda abrirse con un tema como “My Sweet”, clónico exactito de algunas canciones de One Second de Paradise Lost. Esto hace que te lances al resto del disco con recelo y estés a la defensiva ante las descaradas influencias de las que chupa el vocalista de End of Green (vocalmente, Fernando Ribeiro de Moonspell, exagerado el parecido en “Shine On”; musicalmente, puedes ir desde Type O Negative o HIM a The 69 Eyes). Y vuelvo a repetir que es una lástima, porque creo que hay buenas intenciones en “Love Will Tears Us Apart” (original de Joy Division y bonito dueto con Hanna Pakarinen, ganadora del “Operación Triunfo” finés) o en el ritmo envolvente de “Darklandcity”… Pero cuando constantemente estás con la sensación de que Michelle Darkness parece más pendiente de sonar a grupo finlandés-gótico-con-guitarras-sosegaditas y con un ojo más puesto en las emisoras de radio de su país que en su propia creatividad, te das cuenta que los cimientos de este álbum son de cartón piedra. Y que tanto querer emular a Sisters of Mercy deja eso, que lo mejor sea la versión de “The Sound of Silence” de Simon & Garfunkel. Lo dicho. Sin pena ni gloria.
MARK / MARCIE FREE... LAS DOS CARAS DE LA MONEDA
Para el público en general, Mark Free obtuvo el minuto de fama al que toda persona tiene derecho con “Iron Eagle (Never Say Die)”, el tema que King Cobra incluyeron en 1986 en la BSO original de la película “Águila De Acero” y que se convirtió durante un trimestre en la canción de moda de las emisoras (poperas y no poperas) norteamericanas.. Pero para ese otro público en particular que constituimos los que amamos el rock con clase, el nombre de Mark Free significa mucho más: King Cobra, Signal, Unruly Child, una destacadísima carrera en solitario que alcanzó cotas máximas (de calidad y repercusión) con el casi perfecto Long Way From Love, obra fetiche de cualquier seguidor del rock melódico.Sin embargo, desde 1999 Mark Free vive totalmente retirado del mundo musical.
El último contacto discográfico con su público se dio en 1995, con el álbum Tormented, su obra póstuma . Mark editaba, echándole un valor elogiable, el disco bajo el nombre de Marcie Free y descubría al mundo el drama personal que le obligaba a esta despedida inesperada y forzada de los escenarios: su transexualidad. La noticia no la esperaba nadie, pues era público que Mark Free había estado casado. Pero él decidía marcharse y fueron inútiles los esfuerzos por parte de Carmine Appice para convencerle de que era un momento idóneo para la reunión de King Cobra ni esas voces de miles de fans pidiendo su regreso. Marcie Free está convencida de que es incompatible su imagen femenina actual con la poderosa voz que la convirtió en uno de los grandes nombres del AOR.
Desde entonces, sus apariciones públicas han sido casi inexistentes, y muy pocos de sus antiguos fans lograrían reconocerla si se la cruzaran en una calle desierta. No obstante, ella es consciente de que su figura sigue levantando expectación, y hace año y medio, en deferencia a esos fans, dio contadas entrevistas para asegurar que se encuentra bien, retirada apaciblemente en un pequeño pueblo de Michigan. Allí trabaja en las oficinas de una gran entidad bancaria y pasa el tiempo jugando al golf, yendo a reuniones de mujeres e intentando mantenerse como una persona anónima que no tiene interés en revivir su pasado mediático. Declaró, además, que pese al interés mostrado por su público, no volvía pues conocía demasiado bien las bambalinas del mundo del Heavy Metal para saber de sobra el carácter homófobo que se gastan muchos compañeros de profesión. Que se lo pregunten a Jackie Enx, batería de Rhino Bucket y también transexual que, no obstante, continúa en activo pero con algún que otro altercado…
Marcie Free, a tenor de sus declaraciones, parece haber encontrado por fin la reconciliación consigo misma. Atrás quedaron años de depresiones, flirteos con ideas suicidas y la época más dura de su vida ( “cada día que pasaba envidiaba más a los homosexuales, ya que podían llevar una vida plenamente normal, mientras que para la sociedad los transexuales somos enfermos mentales” ). Y es que quizás nosotros hayamos perdido a un músico inigualable pero no hay éxito que pueda pagar la infelicidad de un ser humano.
El último contacto discográfico con su público se dio en 1995, con el álbum Tormented, su obra póstuma . Mark editaba, echándole un valor elogiable, el disco bajo el nombre de Marcie Free y descubría al mundo el drama personal que le obligaba a esta despedida inesperada y forzada de los escenarios: su transexualidad. La noticia no la esperaba nadie, pues era público que Mark Free había estado casado. Pero él decidía marcharse y fueron inútiles los esfuerzos por parte de Carmine Appice para convencerle de que era un momento idóneo para la reunión de King Cobra ni esas voces de miles de fans pidiendo su regreso. Marcie Free está convencida de que es incompatible su imagen femenina actual con la poderosa voz que la convirtió en uno de los grandes nombres del AOR.
Desde entonces, sus apariciones públicas han sido casi inexistentes, y muy pocos de sus antiguos fans lograrían reconocerla si se la cruzaran en una calle desierta. No obstante, ella es consciente de que su figura sigue levantando expectación, y hace año y medio, en deferencia a esos fans, dio contadas entrevistas para asegurar que se encuentra bien, retirada apaciblemente en un pequeño pueblo de Michigan. Allí trabaja en las oficinas de una gran entidad bancaria y pasa el tiempo jugando al golf, yendo a reuniones de mujeres e intentando mantenerse como una persona anónima que no tiene interés en revivir su pasado mediático. Declaró, además, que pese al interés mostrado por su público, no volvía pues conocía demasiado bien las bambalinas del mundo del Heavy Metal para saber de sobra el carácter homófobo que se gastan muchos compañeros de profesión. Que se lo pregunten a Jackie Enx, batería de Rhino Bucket y también transexual que, no obstante, continúa en activo pero con algún que otro altercado…
Marcie Free, a tenor de sus declaraciones, parece haber encontrado por fin la reconciliación consigo misma. Atrás quedaron años de depresiones, flirteos con ideas suicidas y la época más dura de su vida ( “cada día que pasaba envidiaba más a los homosexuales, ya que podían llevar una vida plenamente normal, mientras que para la sociedad los transexuales somos enfermos mentales” ). Y es que quizás nosotros hayamos perdido a un músico inigualable pero no hay éxito que pueda pagar la infelicidad de un ser humano.
BLOODLIGHTS - Bloodlights
El año 2005 vió desaparecer a una de mis bandas favoritas, los noruegos Gluecifer. Y mientras a Biff Malibu parece habérsele tragado la tierra, su colega Captain Poon no ha tardado mucho en poner otro grupo en marcha, Bloodlights, ocupándose él mismo, además de las guitarras, de las voces… ¿El resultado? Pues un disco menos explosivo y bastante menos punk que los clásicos de Gluecifer, quizás más cercano a gente como Maryslim o The Revolvers, o lo que es lo mismo: mucha melodía, buenos coros, riffs americanizados (“Addiction”) y mucha menos agresividad cantando por parte de Poon que Malibu en sus tiempos jóvenes. Vamos, que toquecillos a lo Gluecifer, los mínimos, lo que avala el afán de independencia de este hombre, que no dudó en llamar al ex - Monster Magnet Phil Caivano para hacerse con una limpísima producción y darle a este álbum el toque final de frescura. Inmenso “One Eye Open” (que no sé si es primer single pero si no es así, craso error!) y la base rítmica, de escándalo, de “Hammer And The Wheel”, sólo dos detalles puntuales de un disco que no da descanso, que se alimenta de temas cortos y certeros, que es sinónimo de los buenos tiempos que corren para el hard rock nórdico, y que en unos meses estarán presentando en España…
miércoles, 9 de enero de 2008
CRANK COUNTY DAREDEVILS - Gruta 77
¿Qué puedes hacer mejor un domingo - noche que enchufarte una sobredosis de rock n’ roll macarruzo a la yankee? Y eso que Crank County Daredevils me habían dado un pequeño disgusto con su segundo trabajo Living In The Red, donde parecían haber perdido fuelle tras un descomunal debut, Kings Of Sleaze. Pero tenía la corazonada de que estos auténticos rednecks podían ganar horrores en directo y más aún en un club tan punk y tan especial como el Gruta 77, una de mis debilidades de la capital.
Haciendo honor a la afluencia habitual en la sala (no creo que llegáramos a los cincuenta, por ocho miserables euros que costaba la entrada), la noche se presentaba como una frenética orgía de rock n’ roll salvaje y sudor en la más pura línea Nashville Pussy y Five Horse Johnson… o, lo que es lo mismo: el espíritu de Lemmy y sus Motorhead siempre estuvo allí!! Scotty P. y sus secuaces se aprovecharon de la intimidad del evento y de las ganas de los presentes de derrochar testosterona para salir desde el principio con la partida ganada. Su sonido es machacón, plomizo, contundente -o, como bien me los definió allí mismo un amigo mexicano, “rock n’ roll borrachón”!-, se doblegan en crudeza respecto al disco y, sobre todo, son unos animales escénicos. Encima, y pese al semi-pedo que llevaban, son tan inteligentes como para elegir lo mejorcito de Living In The Red - “Bitch Be Cool”, el propio “Livin’ In The Red” – y volcarse en particular con, para mí, los tres grandes de Kings Of Sleaze , “Kick It On Down”, “Ride The Dog” y el lascivísimo “Hammerdown”. Respondiendo al tópico de banda tatuada de club de carretera (y con una imagen tremenda, porque el señor Billy Velvet es en persona como Nikki Sixx hace veinte años), y con groupie incluida animando, casi en pelotas, a las primeras filas, los Crank County remataban, tras casi una hora de rock n’ roll aceleradísimo y sin conservantes, con una salvaje versión de “It’s So Easy” de Guns N’ Roses, con el micrófono repartiéndose ya a estas alturas entre el público… escaso público, sí, como siempre, pero levantando los conciertos como el de esta noche y otras tantas. El grupo, esta vez sí, supo agradecerlo bajando a estrechar la mano de los presentes tras el concierto, felicitándonos unos y otros por una noche de rock básico y rudo (tampoco vamos a pedir peras al olmo) y con la sensación de que, muchas veces, acaba importando más las ganas que se echen que el repertorio que defiendas. La próxima, os los perdéis otra vez…
martes, 27 de noviembre de 2007
MONSTER MAGNET - 4 Way Diablo
Poco más de un año después de que Dave Wyndorf sufriera una sobredosis que casi le manda al otro barrio, la eterna esperanza del movimiento stoner, Monster Magnet, vuelve con su disco más sólido desde Dopes To Infinity. Más psicodelia que nunca, con un Wyndorf loco por expulsar sus demonios personales en “I’m Calling You” o “Little Bag of Gloom”, temas hellacopteleros con toques a lo Kiss - el propio tema-título, descomunal despegue -, el hard rock a lo crudo de “Wall Of Fire” (llevo días sin despegar ese estribillo de mi cerebro), luciéndose como siempre en cada versión que tocan, “2000 Lightyears From Home” de los Stones esta vez, paranoias cannabicas tipo “Cyclone”, con algunas de las más intensas guitarras del disco. Y, sobre todo, buen rock n’ roll, descendiente directo de Hawkwind y, por supuesto, Black Sabbath, referencias garageras una detrás de otra, mucho ritmo ambiental, mucha referencia oriental, intros chill-out y fondos siniestros… es decir, todas las buenas maneras de los viejos tiempos de los Magnet, revitalizando el groovy rock del modo que sólo ellos saben, en otro viaje interior a la propia locura de Wyndorf, una deliciosa bajada a los infiernos de una mente en estado de gracia.
lunes, 26 de noviembre de 2007
HELL N' DIESEL - Passion For Power
¿Llegará un punto en que, como los yacimientos petrolíferos, se agoten las reservas glam-sleazeras de los suecos? Es increíble como cada día puedes descubrir como mínimo cuatro o cinco bandas interesantes que vienen de aquellas tierras. Y como he dicho otras veces, no porque inventen nada nuevo sino porque al menos conservan la ilusión que bandas de la generación anterior perdieron en el intento. En ese sentido, Hell N’ Diesel suenan como hubieran debido sonar actualmente unos Guns N’ Roses o unos Skid Row si unos y otros no hubieran perdido el norte. Apoyándose en la adictiva voz de EK Evil, una especie de Josh Todd a la escandinava, los Diesel parecen querer seguir las directrices de Buckcherry - “Miss Cocaine” y “Ride Away” me han acabado pareciendo las hijas bastardas de “Lit Up”-, estrenándose con un disco lleno de actitud, buenas ideas y riffs sucios, excelentemente tratados por una notable producción, casi impensable para un disco debut. Pero también sería impensable en unos principiantes una balada de la talla de “Fallin’” (qué grandísimos arreglos!) o el trallazo final de “Sweat It”… y ahí los tienes. Y es que los suecos, ya se sabe, son como los alemanes: si hacen algo, lo hacen bien. Esforzarse en lo contrario es tontería.
CRASHDIET - The Unattractive Revolution
El mejor tributo que Dave Lepard hubiera podido soñar. Que tras su suicidio, Crashdiet respetaran su memoria y la del colosal Rest In Sleaze dando un giro a su sonido, fichando a un vocalista con un registro mucho más slaughteriano - Olliver Twisted de los fineses Reckless Love - y dejando aquella primera etapa como un recuerdo de juventud, un brillante capricho de niños prodigio, que jamás se repetirá. Lepard sólo hubo uno y hubiera sido inútil suplantarle; lo acertado ha sido crear unos nuevos Crashdiet, menos glammies, menos sleazies, con más distorsión en las guitarras, temas no tan comerciales (vale, hay alguna excepción como “Overnight o “Alone”) y la sensación de que a Martin Sweet la muerte de su camarada le ha hecho plantearse su visión musical de un modo bastante menos fiestero. Creo que esa visión menos utópica de los mitificados 80 fue la que terminó de encandilar a Mick Mars (no obstante, Mötley Crüe son el ejemplo perfecto de cómo un icono de esa época pueden sonar eternamente actuales en el 2007) y terminó colaborando en, probablemente, el mejor disco que va a salir de Escandinavia en el 2007. Once temazos de escándalo - impresionante Twisted en “In The Raw” y “The Buried Song” -, otro gran motivo de alegría para la parroquia hard rockera.
domingo, 25 de noviembre de 2007
TED NUGENT - Love Grenade
Hace ya muchos años que me negué a leer más entrevistas de Ted Nugent. Harta de sus declaraciones fascistas y homófonas, opté por olvidarme del Ted-persona y seguir alimentando mi admiración por el Ted-músico, ese guitarrista único y genial que nos tenía abandonados desde hace cinco años, cuando editó Craveman. Para su triunfal regreso, se olvida de sus devaneos metaleros, llama para la producción a Jack Blades (antiguo compañero en Damn Yankees) y recupera las raíces sureñas, el aroma bluesero -“Lay With Me” dedicada a James Brown, irónica contradicción con las ideas racistas de Nugent – y, en su línea, las letras sexuales, muuuuy sexuales (ojito a “Girl Scout Cookies”, que tiene tela…) Pero, sobre todo, vas a encontrar mucho de ese Nugent clásico de siempre: rock n’ roll desenfrenado y casi egocéntrico (como para no quererse a sí mismo, a ver quién con su edad es capaz de mantenerle el pulso a los bestiales “Aborigine” y “Still Raising Hell”), apegado más que nunca a la cultura nativa norteamericana en temas como “Geronimo & Me” o el westerniano “Spirit Of The Buffalo”, con ralladuras tan típicas del tío Ted - “Funk U”- y la impresión tras unas cuantas escuchas de que este hombre, curioso personaje, es el monstruo de siempre, capaz de lo peor y, en este caso, de lo mejor.
HARDCORE SUPERSTAR - Dreamin' In A Casket
Si hay algo que valoro de Hardcore Superstar es su elogiable capacidad para ir contra corriente. Si con sus primeros discos se enfrentaron a la ira de Backyard Babies, que les acusaron de clones suyos (opinión que nunca compartí) y les regalaron las antipatías de muchos fans de Dregen, paso a paso han ido alejándose del circuito escandinavo y de aquellas iniciales influencias del sleaze americano para, casi nueve años después de su nacimiento, llegar a un disco tan mágico y a la vez tan difícil como Dreamin’ In A Casket. E insisto en lo de “difícil” porque sé que muchos fans se habrán quedado descolocados al darse de bruces con la labor guitarrera de Silver Silver, que ha optado por un sonido más cercano al heavy de los 90 que al glam-punk de los 80, o por las abrasivas cuerdas vocales de Joke Berg, más anticomerciales que nunca. El caso es que, por un motivo u otro, éste se convierte en el disco más inaccesible de la banda, el que va a necesitar de muchas escuchas y aún más comprensión para asimilar el cambio radical de los suecos, el que, pese a temas más melódicos como “Silence For The Peafully”, “This Is For The Mentally Damaged”, “Sensitive To The Light” o “Spreadin’ The News”, se mueve en los terrenos más salvajes que los Hardcore hayan pisado nunca. Pocas veces se había permitido la banda tanto cambio de ritmo ni había dejado tanta libertad de acción a la batería de Magnus Andreasson, pieza importantísima en todo el álbum y base perfecta para uno de los discos más corrosivos y completos que me he echado a la cara en años
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